Se puede gobernar bien o hacerlo contra el pueblo y el alcalde de Valencia ha escogido la segunda opción, así sin paños calientes, a estas alturas de la película lo políticamente correcto ya no vende.

Y ustedes se preguntarán a qué viene esto, no se me impacienten que el tema tiene su miga o más bien su hormigón.

De todos es sabido que el señor alcalde cojea hacia la izquierda o más bien tiene añoranza de la República y hasta ahí nada que objetar puesto que cada uno es libre de pensar lo que quiera y ser hasta esquimal si así está a gusto, pero, siempre hay un pero, para su desgracia debe gobernar para todos los ciudadanos de Valencia y no solo para los de su cuerda.

Estos días ha saltado la noticia de que se va a remodelar “de nuevo”, más gasto para las arcas ya de por sí vacías, la Plaza del Ayuntamiento. Y los valencianos nos ponemos a temblar porque las chapuzas son la firma del Consistorio en cuanto a arquitectura y paisaje.

Podría ser bonito y necesario siempre que se hiciera como corresponde, es decir, que los ciudadanos pudiésemos votar la opción que más nos guste y aquí paz y después gloria. Consenso y democracia algo que está en decadencia en estos días.

Y aquí viene lo bueno, a estas mentes tan ilustres se les ha ocurrido conmemorar el 15M, movimiento respaldado por Pablo Iglesias cuando todavía era profesor de universidad y no un millonario con chaletazo, escolta y servicio.

Dicen que contra la corrupción que nos rodea, llegados a este punto piensas que estas dentro de una película de Berlanga y que pronto saldrá en la pantalla la palabra Fin.

¿La corrupción que nos rodea, ahora? Pues si es así les recuerdo que ustedes gobiernan en la Comunidad Valenciana y en España el PSOE apoyado por Bildu y separatistas. Pero no, era contra la corrupción y el despilfarro en general.

Y está bien que el pueblo salga a protestar, es todo muy romántico, se cantan himnos, se leen manifiestos y luego uno se va a su casa a esperar que todo cambie. Lo malo es que no cambia nada, aquellos del puño en alto son ahora los nuevos ricachones y donde dije digo, digo Diego.

Entonces, si de aquel evento han salido políticos rápidamente adaptados al desastre que ahora padecemos ¿me quiere usted explicar señor alcalde, ¿qué vamos a conmemorar? Porque España soporta un gasto diario millonario y una deuda que ni sabemos cómo podremos pagar. Ustedes los políticos cobran un sueldo altísimo con todas sus prebendas y parte del pueblo valenciano se encuentra en las colas del paro, o esperando una bolsa de comida, todas las semanas.

Por tanto ese ciudadano que lo está pasando tan mal, observa extrañado que su alcalde se gaste el dinero de todos en un pedrusco que sólo representa al 20% como mucho de la sociedad valenciana. Por aquello de gobernar “contra el pueblo” y no “con el pueblo”.

Dudo que usted comprenda la crítica constructiva y la verdad poco me importa, nosotros los escritores somos la denuncia del malestar de la gente, instrumentos de reacción y portadores de quejas y cabreos generalizados.

Sé que seguirán adelante a pesar de que ya hay encuestas diciendo que el monolito se lo puede usted poner en el comedor de su casa o en su despecho del Ayuntamiento. Poco les importa, se irán y otros vendrán que buenos los harán, como la tan recordada Rita Barberá.

Así que rezaremos para que dicha reforma no se lleve a cabo, porque Valencia no se merece desastres urbanísticos ni experimentos varios, dedíquese a lo que verdaderamente importa, la ampliación del Puerto de Valencia, limpiar la Albufera, facilitar la creación de empleo, rehabilitar barrios degradados, ayudar a las familias que lo están pasando mal y déjese de monolitos o pedruscos que solo quieren sus amigos y conocidos.

Desde el cariño se lo digo, hágame caso o será recordado como el peor alcalde de Valencia y sé que eso molesta y mucho