Hubo una época no tan lejana, en que tratábamos a nuestros ancianos como el tesoro que son, los cimientos en los que apoyarnos y la sabiduría de quienes ya habían vivido mucho y podían darnos sabios consejos.
A medida que, según algunos evolucionamos como sociedad, sin darnos cuenta hemos arrinconado a las personas mayores inventando residencias donde “aparcarlos” para que no molesten.
Los abuelos que permanecen, sobre todo, en los pueblos pequeños se encuentran con dificultades como es el poder contar con dinero en metálico, debido a que los bancos y cajas de ahorro han ido desapareciendo de sus lugares de residencia, obligando a gente muy mayor a utilizar una tecnología que desconocen o simplemente a pagar como a ellos mejor les venga en gana.
Esto les genera tener que desplazarse muchas veces al pueblo vecino, o sacar una gran cantidad a principio de mes y gastarla para las acciones cotidianas.
Ya hay gente que se ha hecho eco de este digamos “maltrato” a la tercera edad, como periodistas que ven el peligro y lo denuncian y en Lo Nostre nos unimos a este sinsentido que afecta a parte de la población más envejecida.
Ahora viene la pregunta que muchos nos hacemos ¿realmente las sociedades avanzan o retroceden, permitiendo que nuestra libertad sea pisoteada continuamente?
Porque cuanto más utilizamos Internet y más chips aceptamos, pasamos a depender totalmente de otros y de lo que esos otros quieran hacer, incluso podría desaparecer nuestro dinero de la cuenta y que nadie en principio se hiciera responsable.
Este miedo que nuestros “yayos” tienen no viene de algo irreal, pues pasaron una posguerra brutal, que les obligó a desconfiar de todo y de todos.
Y nosotros que nos lo hemos encontrado hecho, nos reímos de ellos con la simpleza del ignorante. Cuidar al que por edad se ha hecho dependiente es una responsabilidad que no debemos eludir, porque conforme creemos patrones de conducta, así nos los encontraremos a la vuelta de nuestra propia vejez.
Desde Lo Nostre no queremos perder esa sensibilidad, el cordón umbilical que une a varias generaciones y desde el Área de Bienestar Social impulsaremos políticas encaminadas a cubrir las necesidades de la parte más débil de la sociedad.
Somos conscientes que todo obedece al afán de recaudar, de hacerse más ricos aquellos entes que por su frialdad carecen de alma, llevándose por delante al que queda rezagado.
Por tanto, hay que buscar soluciones alternativas que deben partir desde la institución más cercana al ciudadano, facilitando a estas personas el poder acercarse a una entidad bancaria, poniendo a su disposición los recursos del propio ayuntamiento, aunque estos sean escasos.
Pasa eso pagamos impuestos, queremos ver que se destinan a necesidades reales y no a tonterías sacadas de la cabeza del gobernante de turno.
Dedicar recursos para hacer la vida más agradable a aquellos que antes nos la hicieron a nosotros, no es un capricho es sencillamente devolver el trabajo y el esfuerzo de quienes ahora se sienten abandonados.
Volvamos a esa sociedad cariñosa, cercana, que protege y no aparta, conectemos con el ser humano que somos, ya vendrán los robots por desgracia, pero ahora toca acariciar esos rostros surcados de arrugas y decirles que todo irá bien, porque se lo debemos. El respeto a nuestros mayores no tiene ideología, no se inclina a la derecha o a la izquierda, sigue la senda del Amor y la comprensión y desde la política que todo lo mueve nos tiene que quedar meridianamente claro.
No a los avances si estos nos deshumanizan, ambas cosas se complementan, solo hace falta poner voluntad y ganas, nada más.
Departamento de Educación y Cultura.
Lo Nostre.